miércoles, 16 de diciembre de 2009

EPÍSTOLA DE IGNACIO A ESMÍRNEOS.

CAP. I. 1 Expresa su alegría por su firmeza en el Evangelio. 4 Se engrandece: en la persona de Cristo, contra aquellos que afirman que Cristo no sufrió realmente.

IGNACIO, también llamado Teóforo, a la iglesia de Dios el padre, y del amado Jesucristo, que Dios ha1 bendecido misericordiosamente con todos los dones posibles; llena de fe y caridad, de modo que ningún don le falta; digna de Dios y fructífera en santos: a la iglesia de Esmirna, en Asia; toda la alegría a través de su espíritu inmaculado y la palabra de Dios.

2 Glorifico a Dios, y a Jesucristo, que os ha dado esa sabiduría.

3 Pues he observado que estáis establecidos en una fe inquebrantable, como si estuvierais clavados a la cruz de nuestro Señor Jesucristo, tanto en la carne como en el espíritu; y confirmados en el amor gracias a la sangre de Cristo; totalmente convencidos de todo aquello relacionado con2 nuestro Señor.

4 Que realmente pertenecía a la estirpe de David por la carne, pero era Hijo de Dios por la voluntad y el poder de Dios; nacido en verdad de la Virgen, y bautizado por Juan; y asi3 toda justicia será cumplida por él.

5 Fue verdaderamente crucificado por Poncio Pilatos y Herodes el Tetrarca, clavado por nosotros en la carne; por cuyos frutos somos, y por su bendita pasión.

6 Y4 ofrecerá un regalo en todos los tiempos a través de su resurrección a todos sus santos y fieles siervos, ya sean judíos o gentiles, en un cuerpo de su iglesia.

7 Todas estas cosas sufrió para que fuéramos salvados, Y sufrió realmente, como realmente resucitó: Y no, como algunos no creyentes afirman, sólo pareció sufrir, pues ellos mismos sólo parecen ser5.

8 Y lo que ellos creen, eso les pasará; cuando despojados del cuerpo se conviertan en6 meros espíritus.

9 Pero sé que incluso después de su resurrección se vistió con la carne; y creo que aún permanece así.

10 Y cuando se dirigió a los que estaban con Pedro7, les dijo. Venid, tocadme y comprobad que no soy un demonio incorpóreo. E inmediatamente sintieron y creyeron; convencidos tanto por su carne como por su espíritu.

11 Por esta razón despreciaron la muerte, y supieron que estaban por encima de8 ella.

12 Y después de su resurrección comió y bebió con ellos, pues era carne; aunque estaba en Espíritu unido al Padre.

CAP. II.

1 Los exhorta contra las herejías. 8 Los peligros de su doctrina.

AHORA bien, queridos míos9, pongo esto a vuestra consideración sin dudar que vosotros10 también pensáis que lo son.

2 No obstante, os armo de antemano contra ciertas bestias en forma de hombre a quienes no sólo no debéis recibir, sino, si fuera posible, no debéis ver.

3 Sólo debéis rezar por ellas, para que si esa fuera la voluntad de Dios, se arrepientan; lo cual es muy difícil. Pero nuestro Señor Jesucristo, nuestra vida verdadera, tiene el poder de lograrlo.

4 Pues si todo esto fuera sólo llevado a cabo en apariencia por nuestro Señor, entonces también parecería simplemente que estoy encadenado,

5 ¿Y por qué me habría rendido a la muerte, al fuego, a la espada, a las fieras salvajes?

6 Cuanto más cerca me encuentro de la espada, más cerca estoy de Dios: cuando llegue a las fieras salvajes, llegaré a Dios.

7 Sólo en nombre de Jesucristo lo padezco todo, para sufrir junto con aquel que me ha hecho un hombre perfecto fortaleciéndome.

8 A quienes algunos sin conocerlo lo niegan; o más bien han sido negados por él, por ser abogados de la muerte, en vez de la verdad- A quien ni las profecías ni la ley de Moisés han convencido; ni el Evangelio hasta el día de hoy, ni los sufrimientos de ninguno de nosotros.

9 Pues piensan lo mismo de nosotros, ¿En qué me beneficia un hombre, si me alaba y blasfema a mi Señor, no reconociendo que11 fue realmente hecho hombre?

10 Aquél que no afirme esto, en realidad lo niega y vive en la muerte. Pero respecto a los nombres de esos que lo hacen, siendo no creyentes, no he considerado adecuado escribíroslo.

11 Así, que Dios me perdone si los menciono en algún momento, antes de que se arrepientan y crean verdaderamente en la pasión de Cristo, que es nuestra resurrección.

12 Que nadie se engañe; todo lo que está en el cielo y los gloriosos ángeles, y príncipes, visibles o invisibles, si no creen en la sangre de Cristo12, caerá sobre ellos la condenación.

13 13 El que pueda entender, que entienda. Que ni el14 lugar o estado de un hombre en el mundo le haga vanagloriarse: pues lo más valioso es la fe y la caridad, y nada es preferible a ellas.

14 Pero considerad aquellos que son de una opinión diferente a la nuestra, en lo que a la gracia de Jesucristo que ha venido a nosotros concierne, cuan contrarios son a los designios de Dios.

15 No respetan la caridad, no se preocupan de la viuda, el huérfano de padre, del oprimido; del encadenado o del que es libre, del hambre o la sed.

16 Se abstienen de la eucaristía, y de los15 oficios públicos; porque no reconocen la eucaristía como el cuerpo de nuestro Salvador Jesucristo; que sufrió por nuestros pecados, y a quien el Padre, en su bondad, resucitó de entre los muertos.

17 Y por esta razón, al contradecir el don de Dios, mueren en sus luchas16: pero más les valdría17 recibirlo, para un día resucitar gracias a él.

18 Os corresponde por tanto a vosotros alejaros de esas personas; y no hablar con ellas ni en público ni en privado,

19 Sino escuchar a los profetas, y especialmente atender al Evangelio, donde se nos manifiesta la pasión de Cristo, y se nos explica perfectamente su resurrección,

20 Y huid de toda división, pues es el principio de todos los males.

CAP. III.

1 Los exhorta a seguir a su obispo y pastores; pero especialmente a su obispo. 6 Les agradece su amabilidad, 11 les informa del fin de las persecuciones en Antioquia

PROCURAD seguir todos a vuestro obispo, como Jesucristo al Padre; y al presbiterio, como a los apóstoles. Y honrar a los diáconos, de acuerdo con los mandamientos de Dios.

2 Que ningún hombre haga nada que pertenezca a la iglesia por separado del obispo.

3 Reconoced la eucaristía ofrecida por el obispo, o por a quien el obispo haya dado su consentimiento, como verdadera.

4 Dondequiera que vaya el obispo, que vaya también18 el pueblo: igual que donde está Jesucristo, está la iglesia católica,

5 Sin el obispo no es lícito ni bautizar, ni celebrar19 la sagrada comunión; pero lo que quiera que él apruebe, que plazca a Dios; y lo que quiera que se haga, será seguro y bien hecho.

6 En cuanto al resto, es muy razonable que nos20 arrepintamos mientras aún haya tiempo de volver a Dios.

7 Es bueno tener la debida consideración tanto a Dios como al obispo: el que honra al obispo, será honrado por Dios, Pero el que hace cualquier cosa sin su conocimiento21, atiende al diablo.

8 Que todo os abunde en caridad; pues sois honorables.

9 Me habéis renovado en todos los aspectos; así hará Jesucristo con vosotros, Me habéis querido cuando estaba presente ante vosotros, y ahora, estando ausente, no dejáis de hacerlo.

10 Que Dios sea vuestra recompensa y a él llegaréis mientras lo soportéis todo.

11 Habéis hecho bien recibiendo a Filo, y a Reo22 Agatopo, que me siguieron23 por la palabra de Dios, como los diáconos de Cristo nuestro Dios,

12 Quienes también le dieron gracias al Señor por vosotros, en tanto que les habéis renovado en todos los24 aspectos25. Y nada de lo que habéis hecho será olvidado.

13 Mi26 alma será por la vuestra, y mis cadenas, que no habéis despreciado y de las que no os habéis avergonzado. Por lo que tampoco Jesucristo, nuestra perfecta fe, se ha de avergonzar de vosotros.

14 Vuestra súplica ha llegado a la iglesia de Antioquia, en Siria. Desde donde preso con cadenas por Dios, saludo a las27 iglesias; aunque no soy digno de ser considerado28 de ella, pues soy el menos importante entre ellos.

15 No obstante por voluntad de Dios he sido considerado digno de este honor; no porque píense que lo merezco, sino por la gracia de Dios.

16 Que espero me sea dado, para que con vuestras plegarias Siegue a Dios.

17 Y por tanto, para que vuestra obra quede totalmente terminada tanto en la tierra como en el cielo; sería conveniente, y para el honor de Dios29, que vuestra iglesia designe a algún delegado honorable que vaya hasta Siria y lo celebre junto con aquellos que están en paz; y que han recuperado de nuevo su30 estado anterior, y han recibido nuevamente su verdadero cuerpo.

18 Por lo que juzgo una acción honorable enviar a uno de vosotros con una epístola para celebrar con ellos su paz en Dios; y que por vuestras plegarias han llegado a su refugio.

19 Pues en tanto que sois perfectos, debéis pensar en cosas perfectas. Pues si deseáis actuar bien. Dios está dispuesto a31 permitíroslo.

20 El amor de los hermanos que se encuentran en Troas os saluda; desde donde os escribo por medio de Burrhus, que enviasteis conmigo, junto con los efesios, vuestros hermanos; y que me ha renovado en todos los sentidos.

21 Y le pido a Dios que todos lo emulen, pues es un modelo del ministerio de Dios. Que su gracia lo recompense plenamente.

22 Saludo a vuestro muy honorable obispo y a vuestro venerable presbiterio; y a vuestros diáconos, mis fieles sirvientes; y a todos vosotros en general, y a cada uno en particular, en nombre de Jesucristo, y por su carne y su sangre; en su pasión y resurrección tanto camal como espiritualmente: y en32 la unidad de Dios con vosotros,

23 Que la gracia sea con vosotros, y la misericordia, y la paz, y la paciencia, por siempre jamás.

24 Saludo a las familias de mis hermanos, con sus mujeres e hijos; y a las33 vírgenes llamadas viudas. Sed fuertes en el poder del Espíritu Santo. Philo, aquí presente, os saluda.

25 Saludo a la casa de Tavias, y ruego que se fortalezca en la fe y la caridad, tanto en carne como en espíritu.

26 Saludo a Alce, a quien tanto aprecio34, y también al incomparable Dafaos, y Eutecno, a todos y cada uno.

27 Id en gracia de Dios.

A los Esmirneos desde Troas.

Notas a la EPÍSTOLA de IGNACIO a los ESMÍRNEOS.


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