sábado, 19 de diciembre de 2009

EPÍSTOLAS PABLO APÓSTOL A SÉNECA, Y CORRESPONDENCIA

[Varios escritores muy eruditos han expresado su opinión favorable respecto a estas epístolas. Sin duda son de una gran antigüedad- Salmerón las cita para demostrar que Séneca pertenecía a la casa del César, al que Pablo se refiere, Fil. IV. 22, al saludar a los hermanos de Filipos. En la Enumeración de Jerónimo de hombres ilustres, sitúa a Séneca, teniendo en cuenta estas Epístolas, entre los eclesiásticos y santos escritores de la Iglesia Cristiana. Sixto Senensi las ha publicado en su Biblioteca, pp. 89, 90; y es de éstas de donde se ha hecho la presente traducción- Baronio, Bellarmine, Dr. Cave, Spanheim, entre otros, argumentan que no son genuinas.]

CAP .I ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

SUPONGO, Pablo, que ha sido informado de la conversación que se produjo ayer entre Lucillo y yo respecto a la hipocresía, entre otros temas; Pues algunos de tus discípulos se encontraban en nuestra compañía;

2 Puesto que nos retirábamos a los jardines Salustianos, por los que ellos también pasaban, y hubieran tomado otro camino, y gracias a nuestra persuasión se unieron a nosotros,

3 Créeme que estamos ansiosos de disfrutar de tu conversación.

4 Estamos encantados con tu libro de las diversas epístolas que has escrito a algunas ciudades y pueblos importantes de provincias, y que contienen instrucciones maravillosas de conducta moral:

5 Respecto a esos pareceres, supongo que no fuiste su autor, sino únicamente el instrumento de transmisión, o algunas veces el autor y el instrumento.

6 Pues tal es la sublimidad de esas doctrinas y su esplendor, que supongo que la edad de un hombre es apenas suficiente para ser instruido en su conocimiento completamente. Deseo tu bienestar, hermano. Ve con Dios,

CAP. II. PABLO a SÉNECA. Saludo,

RECIBÍ ayer tu carta complacido: a la que podría haber escrito inmediatamente una respuesta, si el joven a quien pretendía haberte enviado hubiera estado en casa:

2 Puesto que sabes cuándo, y por quién, en qué época y a quién debo entregar todas las cosas que envío.

3 Deseo, por tanto, que no me acuses de negligencia, si espero a la persona adecuada.

4 Me considero muy dichoso, viniendo la opinión de una persona tan valorada. de que te hayan encantado mis Epístolas:

5 Pues no serías considerado un censor, filósofo, ni serías el tutor de tan grande príncipe, y maestro de todas las cosas, si no fueras sincero. Te deseo una prosperidad duradera.

cap. III. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

HE completado algunos volúmenes, y los he dividido en parles adecuadas.

2 He decidido leérselos a César, y si se da alguna oportunidad favorable, también tú estarás presente cuando sean leídos;

3 Pero si eso no puede ser, designaré y te haré saber un día, en que leeremos juntos toda la obra.

4 Había decidido, si pudiera hacerlo con seguridad, tener primero tu opinión sobre ella, antes de publicarla para César, para que te convenzas del afecto que te profeso. Ve con Dios. Mi querido Pablo.

CAP. IV. PABLO a SÉNECA. Saludo.

SIEMPRE que leo tus cartas te imagino aquí presente conmigo; de hecho no pienso otra cosa si no que estás siempre con nosotros.

2 Por tanto, tan pronto como vengas, nos veremos. Te deseo toda la prosperidad.

CAP.V. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

Estamos muy preocupados por tu larga ausencia.

2 ¿Qué ocurre, o qué asuntos son esos que impiden tu venida?

3 Si temes la ira de César, porque has abandonado tu antigua religión, y has hecho prosélitos también a otros, tienes lo siguiente que alegar, que el hecho de actuar así no responde a la inconstancia, sino al juicio. Ve con Dios.

CAP. VI. PABLO a SÉNECA y LUCIL10. Saludo.

RESPECTO a esas cosas sobre las que me has escrito, no es apropiado que mencione nada mediante pluma y tinta: pues una deja marcas, y la otra evidentemente revela cosa.

2 Especialmente desde que sé que están cerca de ti, al igual que de mí, aquellos que comprenderán mi mensaje.

3 Se debe deferencia a todos los hombres, y tanto más, a los que más probablemente aprovechen la oportunidad de discutir.

4 Y si mostramos un temperamento sumiso, venceremos eficazmente en todos los puntos, si son, los que lo estuvieran, capaces de ver y reconocer que estaban equivocados. Ve con Dios,

CAP. VII. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

ME confieso profundamente complacido con la lectura de tus cartas a los gálatas, corintios y al pueblo de Acaia,

2 Pues el Espíritu Santo les ha entregado a través de ti los pareceres más nobles, sublimes, merecedores de todo el respeto y más allá de tu propia invención.

3 Desearía por tanto, que cuando escribas cosas tan extraordinarias, no les falte una elegancia en el discurso acorde con su majestad,

4 Y debo confesar, hermano, que no continuaré ocultándote de manera poco honrada, ni seré infiel a mi propia conciencia, que el emperador está profundamente complacido con los pareceres de tus Epístolas;

5 Pues cuando oyó la lectura del comienzo, declaró. Que estaba sorprendido de encontrar tales nociones en una persona que no había recibido educación reglada.

6 A lo cual respondí. Que los Dioses a veces hacen uso de personas humildes (inocentes) para hablar a través de ellas, y le puse un ejemplo de ello con un humilde campesino, llamado Vatieno, a quien, cuando se encontraba en las tierras de Reate, se le aparecieron dos hombres, llamados Castor y Pollux, y recibió una revelación de los dioses. Ve con Dios,

CAP. VIII. PABLO a SÉNECA. Saludo.

AUNQUE sé que el emperador es tanto admirador como partidario de nuestra (religión), permíteme advertirte sobre la posibilidad de recibir alguna injuria, al mostrar tu favor hacia nosotros.

2 Pienso realmente que has intentado una empresa muy peligrosa al explicar (al emperador) todo aquello que es completamente opuesto a su religión y a su culto; puesto que es un adorador de los dioses paganos.

3 No sé qué pretendías exactamente cuando se lo contaste; pero supongo que lo hiciste debido al gran respeto que me profesas.

4 Sin embargo, desearía que en el futuro no volvieras a hacerlo; pues debes tener cuidado, no sea que al mostrar tu afecto hacia mí, ofendas a tu señor:

5 Su ira, de hecho, no nos hará ningún daño, si sigue siendo pagano; y el que no se irrite tampoco nos servirá para nada:

6 Y si la emperatriz actúa según su dignidad, no se enfadará; pero si reacciona como una mujer, se ofenderá. Ve con Dios.

CAP. IX. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

SÉ que mi carta, en la que te informaba que le había leído al Emperador tus Epístolas, no te afecta tanto como la naturaleza de las cosas (contenidas en ellas),

2 Que tan poderosamente desvían la mente de los hombres de sus formas y prácticas anteriores, que siempre me ha sorprendido, y estoy totalmente convencido de ello por muchas discusiones mantenidas hasta este momento.

3 Por tanto, comencemos de nuevo: y si hemos procedido con imprudencia en algún momento hasta el presente, perdónanos.

4 Te he enviado un libro de copia verborum. Ve con Dios, queridísimo Pablo.

CAP.X. PABLO a SÉNECA. Saludo,

SIEMPRE que te escribo y pongo mi nombre antes que el tuyo, estoy haciendo algo tan desagradable para mí, como contrario a nuestra religión:

2 Pues debo, como he explicado en varias ocasiones, favorecer a todos los hombres, y tener consideración a tu rango, con el que la ley romana ha honrado a todos los senadores; es decir, poner mi nombre el último en la (inscripción de la) Epístola, y al final no me veré obligado a hacer con inquietud y vergüenza lo que siempre he tenido tendencia a hacer. Ve con Dios, respetado señor. Con fecha cinco de las calendas de julio, en et cuarto consulado de Nerón y Messala.

CAP. XI. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

TODA la felicidad te deseo, mi querido Pablo.

2 Si una persona tan grande y siempre agradable como tú, te conviertes no sólo en un amigo común, sino de los más íntimos para mí, ¡qué feliz seria en ese caso Séneca!

3 Tú, por tanto, que eres tan eminente, y una persona tan elevada entre las otras, incluso la más importante, no consideres que no es apropiado que te nombres en primer lugar en la inscripción de una Epístola;

4 No sea que deba sospechar que no mientas ponerme a prueba, sino gastarme una broma; pues sabes que eres ciudadano romano.

5 Y podría desear en esa circunstancia o situación en que estás, que tú estuvieras en la misma en que yo estoy, Ve con Dios, querido Pablo, Con fecha diez de las calendas de abril, en el consulado de Apriano y Capito.

CAP. XII. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

TODA la felicidad te deseo, querido Pablo. ¿No crees que estoy tremendamente preocupado y apenado por que tu inocencia te traiga tanto sufrimiento?

2 ¿Y que todo el pueblo suponga que vosotros (cristianos) sois tan criminales e imagine que todas las desgracias que ocurren en la ciudad son causadas por vosotros?

3 Pero soportemos el cargo con paciencia, alegando (nuestra inocencia) al tribunal (superior), que es al único al que nuestra difícil suene nos permitirá dirigimos, hasta que al final nuestras desgracias terminen con una felicidad Inalterable.

4 Tiempos anteriores han producido (tiranos) Alejandro el hijo de Filipo, y Dionisio; él nuestro también ha producido a Cayo César; cuyos instintos eran sus únicas leyes.

5 Y en cuanto a los frecuentes incendios en la ciudad de Roma, la causa es clara; y si una persona en mis circunstancias pudiera hablar, y alguien explicara esas cosas ocultas sin peligro, todo el mundo conocería todo el asunto,

6 Los cristianos y judíos son, de hecho, castigados a menudo por el delito de incendiar la ciudad: pero ese bellaco impío, que se deleita con asesinatos y matanzas, y oculta sus vilezas con mentiras, está asignado, o reservado, hasta que llegue su hora.

7 E igual que la vida de todas esas personas excelentes es sacrificada en vez de la de esa persona (que es la autora de las maldades), esa misma será sacrificada por muchas, y será condenada a arder en el ruego, en lugar de los demás,

8 Ciento treinta y dos casas, y cuatro manzanas (o islas) fueron quemadas en seis días: El séptimo puso fin a los incendios. Te deseo toda la felicidad.

9 Con fecha de cinco de las calendas de abril, en el consulado de Frigio y Basso.

CAP. XIII. ANNEO SÉNECA a PABLO. Saludo.

TE deseo toda la felicidad, mi querido Pablo,

2 Has escrito muchos volúmenes con un estilo místico y alegórico, y sin embargo esos poderosos temas y asuntos a ti dedicados, no necesitan ser realzados por ninguna fioritura retórica en el discurso, sino únicamente con la elegancia adecuada.

3 Recuerdo que a menudo dices que muchos, al afectar su estilo, perjudican al tema, y pierden la fuerza de las materias que tratan.

4 Pero en este deseo que tengas en cuenta, a saber, el haber respetado el latín, y la elección de las palabras justas, para que puedas así utilizar la noble confianza que en ti ha sido depositada.

5 Ve con Dios. Con fecha de cinco del nombre de Julio, Leo y Savino cónsules.

CAP. XIV. PABLO a SÉNECA. Saludo,

TU seria consideración corresponde a estos descubrimientos, que el Ser Divino ha concedido a pocos.

2 Estoy por tanto seguro de que he plantado la semilla más fuerte en una tierra fértil, nada material, sujeto a la corrupción, pero la palabra duradera de Dios, crecerá y dará fruto a la eternidad,

3 Eso a lo que has llegado con tu sabiduría permanecerá sin deteriorarse para siempre.

4 Créeme que debes evitar las supersticiones de judíos y gentiles.

5 Todo aquello a lo que has llegado en alguna medida, hazlo saber prudentemente al emperador, a su familia y a amigos de confianza.

6 Y aunque tu opinión les parecerá desagradable, y no la comprenderán, la mayoría de ellos no tendrán en cuenta tu discurso, pero la Palabra de Dios, una vez introducida en ellos, los convertirá a la larga en hombres nuevos, que anhelan a Dios.

7 Ve con Dios, Séneca, tan apreciado por nosotros. Con fecha en las calendas de agosto, en el consulado de Leo y Savino.

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