sábado, 19 de diciembre de 2009

EVANGELIO DEL NACIMIENTO DE MARÍA

[En los tiempos primitivos existía un Evangelio que llevaba su nombre, atribuido a San Mateo, y recibido como genuino y auténtico por varias de las sectas Cristianas antiguas. Se encuentra en las obras de Jerónimo, un padre de la Iglesia, que nació en el siglo IV, del que se ha hecho la presente traducción. Sus contemporáneos, Epifanio, obispo de Salamis, y Austino, también mencionan un Evangelio bajo este título. Las copias antiguas diferían de la de Jerónimo, ya que de una de ellas el sabio Fausto, un nativo de Bretaña, que se convirtió en obispo de Riez, en Provenza, se esforzó por probar que Cristo no era el Hijo de Dios hasta después de su bautismo; y que no era de la casa de David y la tribu de Judá, porque, de acuerdo con el Evangelio que citó, la misma Virgen no era de esa tribu, sino de la tribu de Leví, y su padre era un sacerdote de nombre Joaquín. Fue asimismo a partir de este Evangelio que la secta de los coliridianos, establecieron su adoración y la ofrenda de pan especialmente elaborado, u obleas buenas, como sacrificios a María, a quien imaginaban nacida de una Virgen, tal como se relata en el Evangelio Canónico que Cristo nació de ella. Epifanio asimismo cita un pasaje referente a la muerte de Zacarías, que no se encuentra en la copia de Jerónimo, v.g. "Que era la ocasión de la muerte de Zacarías en el templo, que cuando hubo visto una visión, él, a través de la sorpresa, sintió ganas de descubrirla, y su boca fue detenida. Que lo que él vio fue en el momento de su ofrenda de incienso, y era un hombre de pie en forma de asno. Cuando salió, y tenía en mente hablar de esta forma con la gente. Caiga la desgracia en vosotros, ¿a quién adoráis? Aquél que se le apareció en el templo se llevó el uso de su habla. Cuando posteriormente la recuperó, y pudo hablar, declaró esto a los Judíos, que lo mataron. Ellos añaden (v.g. los Gnósticos de este libro), que, en referencia a esto mismo, el sumo sacerdote fue obligado por su legislador (por Dios a Moisés), a llevar pequeñas campanillas, de modo que siempre que entrara en el templo para hacer un sacrificio, aquel á quien ellos adoraban, al oír el ruido de las campanas, tuviese tiempo suficiente para esconderse, y no fuera sorprendido en esa fea forma y figura". —La parte principal de este Evangelio se encuentra en el Protoevangelio de Jaime, que es el siguiente en orden.]

CAP. I.

1 El linaje de María. 7 Joaquín, su padre, y Ana, su madre, van a Jerusalén al festín de la entrega. 9 Issacar el alto sacerdote reprocha a Joaquín no tener hijos.

LA bendecida y siempre gloriosa Virgen María, surgió de la estirpe y familia real de David, nació en la ciudad de Nazaret, y se educó en Jerusalén, en el templo del Señor.

2 El nombre de su padre era Joaquín, y el de su madre Ana. La familia de su padre era de Galilea y de la ciudad de Nazaret. La familia de su madre era de Belén.

3 Sus vidas eran sencillas y justo bajo la mirada del Señor, devotos e intachables ante los hombres, ya que dividían toda su existencia en tres partes:

4 Una de las cuales dedicaban al templo y oficios del templo; otra la distribuían entre los extraños, y la gente en situación económica pobre; y la tercera la reservaban para ellos mismos y los usos de su propia familia.

5 De esta manera vivieron castamente durante unos veinte años, en gracia de Dios, y la estima de los hombres, sin tener hijos.

6 Pero prometieron que, si Dios les favorecía con descendencia, la dedicarían al servicio del Señor; por lo que ellos asistían cada año al banquete en el templo del Señor1 notas.

7 Y sucedió, que cuando se acercaba el festín de la dedicación, Joaquín, con algunos otros de su tribu, subieron a Jerusalén. En aquel tiempo, Issacar era sumo sacerdote;

8 El cual, al ver a Joaquín junto al resto de sus vecinos, llevando sus ofrendas, le despreció tanto a él como a sus ofrendas, y le preguntó,

9 ¿Por qué él, que no tenía hijos, se atrevía a aparecer entre aquellos que sí tenían? Añadiendo, que sus ofrendas nunca podrían ser aceptables para Dios, ya que no lo juzgaba merecedor de tener hijos; al decir las Escrituras, Maldito es aquél que no engendre un varón en Israel.

10 También dijo, que primero debía librarse de aquella maldición engendrando descendencia, y luego ir con sus ofrendas ante la presencia de Dios.

11 Pero al quedar Joaquín confundido por la vergüenza de tales reproches, se retiró con los pastores, que se encontraban con el ganado en sus pastos;

12 Ya que no sentía deseos de volver a casa, para que sus vecinos, que habían estado presentes y oído todo esto de boca del sumo sacerdote, le reprendieran públicamente de la misma forma.

CAP. II.

1 Un Ángel se aparece a Joaquín, 9 y le informa que Ana concebirá y traerá al mundo una hija, que se llamará María, 11 se criará en el templo, 12 y cuando todavía sea una virgen, de un modo sin igual, traerá al mundo un Hijo de Dios; 13 le da una señal, 14 y se va.

PERO cuando llevaba un tiempo allí, un cierto día cuando estaba solo, el ángel del Señor se puso a su lado con una luz prodigiosa.

2 A quien, al estar desconcertado con la aparición, el ángel que se le había aparecido, intentando componerle dijo:

3 No tengas miedo, Joaquín, ni estés desconcertado ante mi visión, ya que soy un ángel del Señor enviado por Él a ti, para poderte informar, que tus plegarias han sido escuchadas, y tus limosnas han ascendido hasta Dios2 notas.

4 Porque Él seguro que ha visto tu vergüenza, y oyó cómo te reprendían injustamente por no tener hijos: porque Dios es el vengador del pecado, no de la naturaleza;

5 Y por tanto cuando cierra el vientre de cualquier persona, lo hace por esta razón, para poderlo abrir de nuevo de una forma más maravillosa, y que lo que nazca no parezca el producto de la lujuria, sino un regalo de Dios.

6 Ya que la primera madre de vuestra nación Sara, ¿no fue acaso estéril hasta su octogésimo año?: e incluso al final de su avanzada edad trajo al mundo a Isaac, en quien la promesa se hizo una bendición para todas las naciones3 notas.

7 Raquel también, tan en la gracia de Dios, y tan amada por Jacob, siguió estéril durante mucho tiempo, aunque más tarde fue madre de José, que no sólo fue gobernador de Egipto, sino que liberó a muchas naciones de perecer de hambre4 notas.

8 ¿Quién entre los jueces fue más valiente que Sansón, o más santo que Samuel? Y aún así las madres de ambos eran estériles5 notas.

9 Pero si la razón no te convence de la verdad de mis palabras, que hay concepciones frecuentes en edades avanzadas, y que los que eran estériles han dado a luz para su gran sorpresa; Ana tu esposa te dará una hija, y la llamarás con el nombre de María;

10 Ella deberá, de acuerdo con tu promesa, dedicarse al Señor desde su niñez, y llenarse del Espíritu Santo desde el vientre de su madre6 notas;

11 Ni comerá ni beberá nada que no sea puro, ni su conversación será entre la gente común, sino en el templo del Señor; para que no caiga en ninguna calumnia ni sospecha de lo que está mal.

12 De forma que en el proceso de sus años, al nacer de una forma milagrosa de alguien que era estéril, igual que ella, mientras sea todavía una virgen, de una forma sin precedentes, dará a luz al Hijo del más Alto Dios, quien se llamará Jesús, y, de acuerdo con el significado de su nombre, será el Salvador de todos los pueblos7 notas.

13 Y esto será un signo para ti de las cosas que declaro, esto es, cuando entres por la puerta dorada de Jerusalén, allí encontrarás a tu esposa Ana, que muy preocupada por que no hayas vuelto antes, luego se alegrará de verte.

14 Cuando el ángel hubo dicho esto partió de su lado.

CAP. III.

1 El ángel se aparece a Ana; 2 le dice que le nacerá una hija, 3 dedicada al servicio del Señor en el templo, 5 y que, siendo virgen y sin conocer hombre, dará a luz al Señor, 6 y le da un signo de esto. 8 Joaquín y Ana se encuentran y se alegran, 10 y loan al Señor. 11 Ana concibe, y da a luz a una hija llamada María.

DESPUÉS el ángel se aparece a Ana, su esposa, diciendo: No temas, ni pienses que lo que ves es un espíritu8 notas.

2 Porque soy el ángel que ha rezado tus plegarias y limosnas ante Dios, y ahora me han enviado a ti, para poder informarte, que una hija te nacerá, que se llamará María, y será bendita entre todas las mujeres9 notas.

3 Estará, inmediatamente después de su nacimiento, llena de la gracia del Señor, y estará durante los tres años siguientes a su ah lactación en la casa de su padre, y después, dedicada al servicio del Señor, no saldrá del templo, hasta que llegue a los años de discreción.

4 En una palabra, ella servirá allí al Señor de noche y de día ayunando y rezando10notas, se abstendrá de cualquier cosa sucia, y no conocerá nunca ningún hombre;

5 Pero, siendo un ejemplo sin precedentes sin ninguna contaminación ni deshonra, y una virgen sin conocer ningún hombre, dará a luz a un hijo, y una doncella dará a luz al Señor, que tanto por su gracia y nombre y sus obras, será el Salvador del mundo.

6 Levántate pues, y ve hasta Jerusalén, y cuando llegues a lo que se llama la puerta dorada (porque está chapada en oro), como señal de lo que te he dicho, te encontrarás con tu marido, por la seguridad de quien tan preocupada estabas.

7 Cuando así encuentres estas cosas cumplidas, cree que todo el resto que te he contado, sin duda también se cumplirá.

8 De acuerdo, así a la orden del ángel, ambos abandonaron el lugar en que se hallaban, y cuando llegaron al lugar especificado en la predicción del ángel, se encontraron.

9 Entonces, alegrándose por la visión del otro, y completamente satisfechos por la promesa de una criatura, dieron las debidas gracias al Señor, que eleva a los humildes.

10 Después de loar al Señor, volvieron a casa, y vivieron en una alegre y segura expectación de la promesa de Dios.

11 Así Ana concibió, y dio a luz a una hija, y, de acuerdo con la orden del ángel, sus padres la llamaron María.

CAP. IV

7 María llevada al templo a los tres años de edad. 6 Asciende por las escaleras del templo por un milagro. 8 Sus padres se sacrificaron y volvieron a casa.

Y cuando expiraron los tres años, y el tiempo de su ah lactancia se completó, llevaron a la Virgen al templo del Señor con algunas ofrendas.

2 Y había alrededor del templo, de acuerdo con los quince Salmos graduales11 notas, quince escaleras para subir.

3 Al estar el templo construido en una montaña, el altar del holocausto, que no tenía ofrendas, no se podía llegar cerca si no era por las escaleras;

4 Los padres de la Virgen bendita y la niña María la pusieron encima de una de estas escaleras;

5 Pero mientras se estaban quitando la ropa, con la que habían viajado, y de acuerdo con la costumbre de ponerse una ropa que estuviese más limpia y arreglada,

6 Mientras tanto la Virgen del Señor de esta manera subió todas las escaleras una después de otra, sin la ayuda de nadie que la guiara o la levantara, de manera que todo el mundo hubiera juzgado que tenía la edad adecuada.

7 De esta forma el Señor hizo, en la infancia de su Virgen, este extraordinario trabajo, y queda claro por este milagro lo grande que llegaría a ser posteriormente.

8 Pero habiendo ofrecido los padres su sacrificio, de acuerdo con la costumbre de la ley, y perfeccionado su voto, dejaron a la Virgen con las otras vírgenes en los apartamentos del templo, a donde debían llevarse, y volvieron a casa.

CAP. V.

2 María guiada por los ángeles. 4 El sumo sacerdote ordena a todas las vírgenes de catorce años que dejen el templo y procuren casarse. 5 María lo rechaza, 6 al haber prometido su virginidad al Señor. 7 El sumo sacerdote ordena una reunión entre las personas importantes de Jerusalén, 11 que buscan al Señor para que les aconseje en el asunto. 13 Una voz desde la silla de la misericordia. 15 El sumo sacerdote la obedece ordenando a todos los hombres sin casar de la casa de David que lleven sus varas al altar, 17 que a aquel a quien florezca la vara, y en quien se pose el Espíritu de Dios, deberá desposar a la Virgen.

PERO la Virgen del Señor, a medida que iba creciendo, aumentaba también sus perfecciones, y de acuerdo con las palabras del Salmista, su padre y su madre la abandonaron, pero el Señor cuidó de ella.

2 Ya que cada día conversaba con los ángeles, y cada día recibía visitantes de Dios, que la preservaban de cualquier tipo de mal, y causaban que tuviese abundancia de todas las cosas buenas;

3 Así que cuando al fin alcanzó su decimocuarto año, ya que los malvados no podían achacarle nada a su cargo merecedor de reprobación, así todas las personas buenas, que estaban relacionadas con ella, admiraban su vida y su conversación.

4 En ese momento el sumo sacerdote dio una orden pública. Que todas las vírgenes que tenían acomodaciones públicas en el templo, y que hubiesen llegado a esta edad, debían volver a casa, y, al poseer ahora la madurez adecuada, debían, de acuerdo con la costumbre de su país, procurar casarse.

5 A dicha orden, aunque todas las otras vírgenes rindieron obediencia de buena gana, sólo María la Virgen del Señor contestó, que ella no podía cumplirla.

6 Señalando estas razones, que tanto ella como sus padres la habían dedicado al servicio del Señor; y además, que ella había prometido virginidad al Señor, voto que ella estaba resuelta a no romper nunca acostándose con un hombre.

7 Poniendo al sumo sacerdote con esto en dificultades,

8 Viéndose incapaz por una parte ni para disolver el voto, y desobedecer las Escrituras, que dicen, Promete y paga12 notas.

9 Ni, por otra parte, para introducir una costumbre, extraña al pueblo, ordenó,

10 Que al cercano festín todas las personas principales tanto de Jerusalén como de sus lugares vecinos debería reunirse, para poder contar con su consejo, sobre cómo mejor proceder en un caso tan difícil.

11 Cuando de acuerdo con esto se reunieron, acordaron unánimemente buscar al Señor, y pedirle consejo a él sobre este asunto13 notas.

12 Y cuando estaban todos sumidos en plegaria, el sumo sacerdote, de acuerdo con la manera usual, fue a consultar a Dios.

13 E inmediatamente hubo una voz desde el arca, y la silla de la misericordia, que todos los presentes oyeron, que debe buscarse o inquirirse por la profecía de Isaías para quien la Virgen debería ser entregada y desposada;

14 Porque Isaías dice que vendrá una vara hecha del tronco del jazmín, y una flor brotará de su raíz.

15 Y el Espíritu del Señor se posará en él, el Espíritu de la Sabiduría y la Comprensión, el Espíritu del Consejo y el Poder, el Espíritu del Conocimiento y la Piedad, y el Espíritu del temor de Dios le encontrará.

16 Entonces, de acuerdo con esta profecía, él señaló, que todos los hombres de la casa y la familia de David, que fueran espósales, y no estuviesen casados, debían llevar todas sus varas al altar,

17 Y que cualquier persona que llevara la vara de la que brotaría una flor, y sobre la que se posaría el Espíritu del Señor bajo el aspecto de paloma, sería el hombre a quien la Virgen sería entregada y desposada.

CAP. VI

7 José retira su vara. 5 La paloma se arroja sobre ella. Se promete a María y vuelve a Belén. 7 María vuelve a la casa de sus padres en Galilea.

ENTRE el resto había un hombre llamado José, de la casa y la familia de David, y una persona bastante entrada en años, que retiró su vara cuando todo el mundo a su lado presentaba la suya.

2 De forma que cuando nada parecía ser agradable para la voz celestial, el sumo sacerdote juzgó adecuado volver a consultar con Dios,

3 Quien respondió que la persona a quien debía ser prometida la Virgen era la única persona de entre los reunidos que no había mostrado su vara.

4 Así fue engañado José.

5 Ya que, cuando mostró su vara, y una paloma que venía del Cielo se posó encima de ella, todo el mundo vio claramente que la Virgen debía serle prometida a él:

6 De acuerdo con esto, y cuando terminaron las ceremonias usuales de prometerse, volvió a su propia ciudad de Belén, para poner su casa en orden, y hacer las provisiones necesarias para los esponsales.

7 Pero la Virgen del Señor, María, con siete otras vírgenes de su edad, que habían sido ah lactancia dan al mismo tiempo, y que habían sido nombradas por el sacerdote para atenderla, volvió a la casa de sus padres en Galilea.

CAP. VII

7 La Salutación a la Virgen, de Gabriel, que le explica que concebirá, sin acostarse con ningún hombre, mientras sea todavía Virgen, 19 por el Espíritu Santo que vendrá a ella sin los calores de la lujuria. 21 Ella se somete.

ENTONCES en el momento de su primera llegada a Galilea, el ángel Gabriel le fue enviado por Dios, para declarar ante ella la concepción de nuestro Salvador, y la forma y manera en que ella lo concebirá.

2 Yendo hacia ella de acuerdo con esto, llenó la sala donde estaba ella con una luz prodigiosa, y saludándola de la forma más cortés, dijo,

3 ¡Saludos, María! ¡Virgen del Señor más grata! ¡Oh Virgen llena de Gracia! El señor está contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, bendita tú eres entre todos los hombres, que han nacido hasta el momento14 notas.

4 Pero la Virgen, que ya estaba familiarizada con las apariciones de los ángeles, y para quien la luz celestial no era una cosa extraña,

5 No estaba ni aterrorizada con la visión del ángel, ni asombrada por la grandeza de la luz, sino sólo preocupada por las palabras del ángel:

6 Y empezó a considerar lo que significaría una salutación tan extraordinaria, lo que pronosticaba, o qué tipo de final tendría15 notas.

7 A este pensamiento el ángel, divinamente inspirado, responde;

8 No temas, María, ya que no pretendía nada que no consistiera en tu castidad en esta salutación:

9 Porque tú has encontrado el favor del Señor, pues la virginidad fue tu opción.

10 Por lo tanto mientras todavía seas Virgen, concebirás sin pecado, y darás a luz a un hijo.

11 Él será grande, porque reinará de mar a mar, y desde los ríos a los confines de la tierra16 notas.

12 Y le llamarán el Hijo del Altísimo; porque el que nace en un estado pobre en la tierra reina en un estado elevado en el cielo.

13 Y el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará en la casa de Jacob para siempre, y de su reino no habrá nunca fin.

14 Porque Él es el Rey de Reyes, y el Señor de los Señores, y su trono será para siempre jamás.

15 A este discurso del ángel, la Virgen no respondió, como si no pudiera creerlo, pero anhelante por saber la manera en que esto sucedería.

16 Ella dijo, ¿Cómo puede ser esto? Porque verá, de acuerdo con mis votos, nunca he conocido hombre alguno, ¿cómo puedo llevar un niño sin la adición de la semilla del hombre?

17 A esto el ángel respondió y dijo, No Pienses, María, que concebirás de la forma ordinaria.

18 Porque, sin yacer con un hombre, siendo todavía Virgen, concebirás; siendo Virgen, darás a luz; y siendo Virgen amamantarás.

19 Porque el Espíritu Santo vendrá a ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, sin ninguno de los calores de la lujuria.

20 De forma que aquel que nacerá de ti será solo sagrado, porque solo se concibe sin pecado, y al nacer, se le llamará el Hijo de Dios.

21 Entonces María apretando sus manos, y elevando sus ojos al cielo, dijo, ¡ He aquí la sierva del Señor! Deja que venga a mí de acuerdo con tus palabras17 notas.

CAP. VIII.

1 José vuelve a Galilea para casarse con la Virgen a quien se había prometido. 4 percibe que lleva un niño, 5 está preocupado, 7 se propone dejarla sigilosamente, 8 el ángel del Señor le cuenta que no es obra de un hombre sino del Espíritu Santo, 12 se casa con ella, pero la mantiene casta, 13 se marcha con ella a Belén, 15 donde ella da a luz a Cristo.

JOSÉ de este modo fue de Judea a Galilea, con intención de casarse con la Virgen con la que se había prometido:

2 Ya que habían pasado ya casi tres meses desde que se prometió a ella.

3 A la larga parecía claramente que llevaba una criatura, y no podía esconderse de José:

4 Porque al ir con la Virgen libremente, como un esposo, y hablando familiarmente con ella, percibió que llevaba una criatura.

5 Y por eso empezó a estar preocupado y dudoso, sin saber qué curso sería mejor tomar;

6 Porque al ser un hombre justo, no quería exponerla, ni difamarla con la sospecha de ser una prostituta, ya que era un hombre piadoso.

7 Por lo tanto se propuso poner fin a su acuerdo de forma privada, e igual de privadamente abandonarla.

8 Pero mientras meditaba estas cosas18notas, he aquí que se le apareció el ángel del Señor en un sueño, y dijo, José, hijo de David, no temas;

9 No quieras entretener ninguna sospecha de que la Virgen sea culpable de fornicación, o pensar nada inoportuno de ella, ni tampoco temas tomarla como esposa;

10 Porque aquel que se ha engendrado en ella y ahora angustia tu mente, no es la obra de un hombre, sino del Espíritu Santo.

11 Porque ella de entre todas las mujeres es la única Virgen que traerá al mundo al Hijo de Dios, y le darás el nombre de Jesús, es decir, Salvador: porque salvará a su pueblo de sus pecados.

12 José con esto, de acuerdo con la orden del ángel, se casó con la Virgen, y no la conoció, sino que la mantuvo en la castidad.

13 Y cuando se aproximaba el noveno mes de su concepción, José llevó a su mujer y todas las otras cosas necesarias hacia Belén, la ciudad de donde él venía.

14 Y sucedió, mientras estaban allí, que los días se iban cumpliendo para su alumbramiento.

15 Y ella dio a luz a su primer hijo nacido, como los santos Evangelistas nos han enseñado, a nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, vive y reina hasta la eternidad.

notas al EVANGELIO del NACIMIENTO de MARÍA.

1 Sam. 1. 6, 7, etc. // 2 Hechos 10. 4. // 3 Gen. 16. 2. y 18 10, etc. // 4 Gen. 30. 1-22, y 12. 1, etc. // 5 Jueces 13, 2 y 1 Sam. 6. // 6 Lucas 1. 15 // 7 Mat. 1. 21. // 8 Mat. 14. 26. // 9 Lucas 1. 28. // 10 Lucas 11, 37. // 11 Esos salmos son desde el 120 al 134, incluyendo ambos. // 12 Eccle. . 4, 5, 6; y Salmo 116. 11 // 13 Num. 27. 21, comparar con Exod. 28. 30; Lev. 8. 8; Deut. 33. 8; Ezra 2. 63; Nem. 7. 65. // 14 Lucas 1. 28. // 15 Lucas 1. 29. // 16 Lucas 1. 31, etc. // 17 Lucas 1. 38. // 18 Mat. 1. 19.

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